Inspiración perruna
Cada vez que conozco un perro o vuelvo a convivir con alguno que ya conocía algo pasa en mi mundo interior que viene un tipo de inspiración perruna que me invita a profundizar más y más en el mundo canino.
A veces, quisiera escribir más cuentos con y sobre perros y gatos.
Esto no es nuevo, lo sabes bien. Si hay algo que me interesa en mi trabajo es transmitir la riqueza que encuentro en cada pata y cada guau que escucho diario.
Por eso, hoy quiero platicarte que cada vez que me siento en mi lugar favorito a escribir, mis presencias favoritas aparecen, siempre están conmigo, con su silencio, su existencia enaltece el momento, el segundo y todo vuelve a tener sentido.
Comienzo a observar y analizar su comportamiento y siempre me pregunto porque buscan estar a mi lado.
Muchas veces hay más espacio o a veces un jardín o bosque enorme esperando para abrazarlos y cobijarlos.
La respuesta es sencilla, los perros son así. Aunque exista un espacio grande y amplio, ellos siempre buscarán estar a lado de su amigo, su compañero y su aliado.
Aprovechando este momento, quiero invitarte a que leas este poderoso cuento, aquí las dudas sobre el mundo de nuestros perros se disipan.
Este cuento es parte de un libro que mi querida amiga Citlli A. me obsequió, que ella como Maya –su hermosa perrita- tienen claro de lo que se trata afianzar el vínculo con un animal de compañía.
Aquí vamos:
“El amigo el perro”
Anónimo
Cuentan que cuando Dios estaba creando los seres del mundo, después del hombre creó el toro, después al tigre y después al perro. Antes de enviarlos por los campos y los caminos se despedía de cada uno y cuando le tocó el turno al perro, inclinándose para hacer una caricia, le dijo:
- Ahora nomás, cuando te vayas, te encontrarás con otros que caminan delante de ti. Son el tigre, el toro y el hombre. Yo los creé a los tres, y uno de ellos será tu amigo para toda la vida. Espero que lo descubras.- Y lo despachó con un gesto.
El perro vaciló un momento, pero Dios ya se había dado media vuelta. Yo los creé a los tres, y uno de ellos será tu amigo para toda la vida. Entonces echó a andar por el camino, pensando a su modo en los misterios de la amistad y distrayéndose con los olores nuevos que le salían al encuentro.
A poco de caminar se encontró con el tigre, que se le fue encima de un salto y, mirándolo con sus filosos ojos de helo le dijo:
-Si quieres venir conmigo, sígueme. Esto es para que sepas quien manda aquí.
Y el perro, con al cola entre las piernas, de todas maneras acompañó al tigre a cazar un venado. Por más que, corriendo y ladrando, distrajo a la presa, lo cual fue una buena ayuda para el tigre, éste no convidó al perro ni un mísero cuerito. Entonces el perro pensó en lo que le había dicho Dios y supo que éste no era su amigo.
El perro siguió andando por el camino hasta que se encontró con el toro. Se acercó despacito y comenzó a olfatearlo, pero el toro lo apartó de un solo golpe con la testuz, resopló y siguió comiendo su pasto. Pese a todo el perro se quedó unos días con el toro, a quien miraba arrancar las matas y rumiar desde cierta distancia. Y así comprendió que éste tampoco sería su amigo.
Cuando el perro descubrió al hombre, éste estaba sentado a la sombra, jugando con una ramita que tenía entre los dedos. Aunque con prudencia, se acercó un poco para estudiarlo, pero el hombre apenas le prestó atención. Hasta que los rayos del sol se hicieron más tenues y aflojó el calor. Entonces el hombre se paró ya camino hacia la laguna, para esperar al venado. El perro, como había hecho antes con el tigre lo ayudó con la cacería y luego, cuando el hombre se dispuso para la carneada, se sentó cerca del cuerpo caído del venado, con el hocico estirado y la mirada expectante. Y el primer pedazo de carne perfumada fue para el perro, que se acordó entonces de las palabras de Dios. Dicen que así nació la amistada entre el hombre y el perro, y dicen también que ésta durará para siempre.
“Cuentos con perros”
Qué tal eh? Te gustó? Es una joya.
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